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El engaño de 2020: las bolsas ecológicas

El engaño de 2020: las bolsas ecológicas

Ser eco friendly hoy se ha convertido más que en un estilo de vida, en una necesidad evidente para nuestra supervivencia y la del entorno. Las marcas, los supermercados y en general la industria de bienes materiales cada días no ofrece más “alternativas” para cuidar nuestro bello planeta. 

Pero como cuando tu ex te decía que confiaras ciegamente y que siempre cuidaría de ti, es momento de abrir los ojos. Nos han hecho creer que sus nuevos productos ahora son “biodegradables” o “reciclables”, pero se ha comprobado que no siempre lo son o que muchos de ellos necesitan pasar por un proceso específico para cumplirlo, no basta separarlo del resto de la basura. Mismo caso con los “compostables” término usado para no hacernos sentir tan culpables, pero que en realidad es sólo una etiqueta para no especificarnos que están hechos únicamente para compostaje industrial, donde deben ser sometidos a condiciones concretas, igual que el bioplástico. Pero no se pueden compostar en el jardín de tu casa.

Y ya que estamos con los engaños, uno que está en tendencia y es la mentira más grande en esta generación ecológica, es sin duda: la bolsa ecológica del súper, sí, esas bolsas verdes que ahora nos venden porque ya no pueden darnos de plástico… pero, ¿por qué? Aquí algunos argumentos que probablemente no esperabas: en primera, ninguna suele tener etiqueta de descripción para saber de qué material están hechas ¿casualidad?, no lo creo. Y es que en su mayoría están hechas de Polipropileno, un polímero termoplástico que no es degradable, y a eso súmale el dato de que es imposible pintar un plástico de color verde sin contaminar, el nombre es lo único ecológico que le queda, ¿no? 

Ahora, quizá hayas pensando, “es que esta bolsa sí será utilizada más veces que una de plástico”; pues la realidad es que por sus costuras y grosor está lejos de asegurarnos una vida de infinitas idas al súper y mandados sin sufrir una rasgadura.

Sí, ya sabemos que todos caímos en esta trampa maldita y ¿ahora qué hacemos para remediarlo? Pues si ya tienes esas bolsas en casa, sácale el mayor provecho, si se rompe cósela o repárala (no la tires), no compres una nueva cada vez que vayas por tus compras o si alguien de tu familia o amigos no tiene, regálale una de los tuyas para evitar que otros sigan comprando esta falsedad. 

Recuerda utilizar las otras bolsas que ya tienes,  y si no tienes ninguna, siempre hay videos muy prácticos de DYI para hacer tu propia bolsa con playeras viejas u otras telas. Toma la revancha y muéstrales esta luz de sabiduría a tus cercanos para que cada día caigan menos en este engaño.

Tania Campos De la Peña
Publicista
@tanicamp

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